Dra. Lorena Bachmaier, catedrática de la U. Complutense de Madrid, expuso en Seminario-conversatorio cerrado, que abordó algunas claves para lograr una mejor Justicia

En la Sala de Consejo de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, se desarrolló un interesante Seminario-Conversatorio cerrado, que se denominó “Algunas claves para lograr una mejor Justicia. Más allá de la moda de la oralidad y el dogma de la inmediación judicial”, instancia que tuvo como ponente invitada a la Dra. Lorena Bachmaier, catedrática de la U. Complutense de Madrid, quien destacó que “lo primero que tendríamos que analizar es qué es una mejor justicia. Si es una justicia más eficaz, si es una justicia más eficiente; es una justicia medida por la satisfacción de los ciudadanos o es más combativa con los populismos y autoritarismos, etc., o bien, si llamamos mejor justicia a la gestión de los procesos pendientes, a éstos nunca podemos valorarlos independientemente del resto de las instituciones en el contexto en el que operan. Entonces, tenemos que ver cuáles son todos los operadores y cómo están”, afirmó la Dra. Lorena Bachmaier.

Al respecto de cuáles son las claves para lograr esto, la ponente enumeró varios puntos comenzado por el principal que es analizar cada resolución, propuesta procesal o reformas procesales, dentro de ese contexto.
“Si en un contexto, la ciudadanía confía en la policía, pues el proceso se puede policializar más y dejar menos funciones al ministerio fiscal, en cuanto a una función meramente de supervisión en los procesos penales; así, si se confía en el ministerio fiscal, se puede avanzar más hacia una justicia negociada, sin llegar a un proceso completo ante los órganos judiciales. Entonces, la primera clave es, analicemos el contexto en el cual opera”, explicó Lorena Bachmaier.

En cuanto a la segunda clave, la experta dijo que es tener en cuenta la inteligencia artificial, porque ese es el camino hacia el que vamos. “Hay personas que lo ven todavía como algo hipotético, lejano, pero no lo está. Entonces, aquí volvemos otra vez al contexto: En África lo está; en algunos países en vías de desarrollo lo está, en otros está muy avanzado ya y, desde luego, es donde están invirtiendo en programas piloto; no sólo en Estados Unidos, si no en Holanda, en Suiza, y bueno, si los sistemas no son capaces de financiar toda la carga de litiogicidad que tienen, arbitremos un sistema que le dote de mayor eficiencia al sistema. Aprovechemos mejor los recursos, esos recursos que obviamente pasan por la digitalización, no sólo a nivel formal, si no también, no de sustituir a un juez por un robot, si no de que esos sistemas de inteligencia artificial sirvan, uno, para resolver casos repetitivos, que no tienen por qué requerir ni una motivación novedosa, ni una argumentación individualizada y esos son muchos”, sostuvo la Dra. Lorena Bachmaier, quien argumentó que “en tercer lugar, yo diría que hay recuestionar cuáles son realmente los principios del proceso que deben seguir manteniéndose, porque seguimos con una inercia de procesos diseñados desde la fase liberal del diecinueve, muy centrado obviamente en el juicio oral, que es necesario en algunos contextos y en otros, donde no está desarrollada la inteligencia artificial, pero que quizás en países más avanzados, ya se están replanteando hasta qué punto el juicio oral se requiere tramitar en todos los casos, por sus costes y por la necesidad del mismo, para dejar a la sentencia una resolución adecuada”, enfatizó la académica española.

Cabe destacar que este Seminario fue coordinado y moderado por el Dr. Diego Palomo, director del área de Derecho Procesal de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, quien contextualizó el tema desde la perspectiva nacional a partir de las reformas a la justicia que se han venido implementando en Chile a partir del año 2000, a propósito de la implementación progresiva de la reforma Procesal Penal, luego con la reforma a la Justicia de Familia y la de la Justicia Laboral, que son materias muy pertinentes y subrayables.

“Por cierto, este esfuerzo reformador chileno, ha tenido una suerte de puntos positivos que marcan un antes y un después con lo que existía y en eso, no se puede ser mezquino ni estar ciego. Sin embargo, a mi juicio uno de los errores más delicados que se puede imputar, no tanto al diseño original, sino que, a la práctica y la puesta en desarrollo, a lo largo de los años, de estos procesos de reformas judiciales, donde el error está en establecer por todas las instituciones involucradas, léase: Ministerio Público, Defensoría Pública, Tribunales de Justicia, Corte de Apelaciones, Corte Suprema y en definitiva, todos los actores del sistema, de algún modo establecer la noción de mayor eficiencia de la justicia, solamente desde la perspectiva de la velocidad de la respuesta judicial”, destacó el Dr. Diego Palomo.

En este sentido se ha acuñado y se ha abrazado una visión unidimensional de lo que es la eficiencia, empujando a la justicia a avanzar, muchas veces, con prisas innecesarias, despreocupándose de la importancia del tiempo en los distintos procesos para arribar a resultados que sean lo más cercano posibles al resultado justo. “Vale decir, esta visión unidimensional, que ha privilegiado únicamente y en exclusiva a la rapidez del enjuiciamiento, ha despreocupado una cuestión clave cuando se trata de ver la reforma a la justicia y que tiene que ver con la calidad y no solamente con la velocidad, si no, más bien, la calidad de la respuesta judicial que es incompatible con una justicia que funcione o se vea empujada a funcionar atropelladamente y, por lo tanto, más expuesta a cometer errores”, afirmó el Dr. Diego Palomo.

Entonces, si a lo anterior se le suma que también no ha habido, durante estos largos años, en que se han puesto en marcha estos procesos de reforma, un ajuste o una puesta al día de los recursos materiales, especialmente los recursos humanos, léase: mayor aumento de la dotación de Fiscales; de la dotación de Defensores; de la dotación de Jueces, para hacer frente a los mayores o más exigentes y crecientes requerimientos de la justicia y, estando las plantas de las distintas instituciones con la misma dotación que hace muchísimos años atrás, hacen que en definitiva estas instituciones, para sacar adelante las metas de gestión, sean la piedra angular sobre la cual se estructura la mejora a la justicia bajo la perspectiva chilena de ‘eficiencia igual rapidez o velocidad o estadísticas azules’, se vean empujadas a forzar, por ejemplo, en materia penal, salidas alternativas o salidas tempranas, haciendo que –finalmente- se establezca una distancia importante entre las expectativas generadas en la comunidad, en la sociedad, en las personas y lo que termina siendo, la realidad de esta justicia reformada que –insisto- es una justicia bastante mejor o mucho mejor, porque, la que teníamos era difícil de ser peor. Pero claro, nos hemos quedado cortos bajo la lógica de un Estado, como buena parte de los estados latinoamericanos o de otras partes el mundo, que piensan que las reformas a la justicia están disponibles a costo cero o a precios de oferta, lo que no dice relación con la realidad y termina generando frustración en la comunidad y desconfianza en las instituciones, asunto que es especialmente peligroso en nuestro país, si es que de verdad nos preocupa este ítem”, afirmó el Dr. Diego Palomo Vélez.

El Seminario-Conversatorio: “Algunas claves para lograr una mejor Justicia. Más allá de la moda de la oralidad y el dogma de la inmediación judicial” fue una actividad presencial, patrocinada por el Doctorado en Derecho y generada en el marco del proyecto FONDECYT Regular N° 1200069 (CONICYT-ANID) «La recurribilidad efectiva a través del recurso de nulidad laboral: Una propuesta reivindicando, el deber de motivación, la integridad de la respuesta jurisdiccional y el derecho al recurso», tópicos de estudio e investigación que desarrolla el profesor Diego Palomo Vélez.